En el pasado, la brujería se empleaba para influir en los aspectos impredecibles de la vida, como las cosechas, la salud y la protección del ganado.
Las personas se sentían impotentes ante los infortunios y les resultaba fácil atribuirlos a la magia maléfica y a la figura de la bruja.
La brujería actual es una religión benévola que no tiene relación con la fantasía histórica, aunque a menudo recurre a antiguas técnicas mágicas, como el uso de muñecos y amuletos.