El Gato

Desde la Edad Media, se le han atribuido al gato poderes sobrenaturales y mágicos, por lo que se le ha relacionado siempre con la brujería. 

Todo aquel que tiene un gato en casa puede considerarse afortunado, y seguramente ha podido comprobar en más de una ocasión, ciertos comportamientos extraños o también percibir capacidades felinas que no tienen lógica desde una apreciación humana.

Es por esto que se cree que los gatos tienen la habilidad de captar las energías más sutiles que incluso el hombre no es capaz de percibir, lo que hace que este animal sea el mejor capacitado para ver y sentir presencias extrañas o espirituales.

Debido a nuestras hormonas y a los olores que desprendemos, el gato puede percibir nuestro estado de ánimo.

También se sienten atraídos por las energías negativas que nos rodean, pues las absorben y las neutralizan. No es difícil comprobar cómo cuando estamos tristes o débiles, se acercan más a nosotros e incluso cuando dormimos, pueden ser nuestros protectores ante amenazas espirituales que podamos sufrir.

Pueden llegar a saber si estamos sanos o enfermos. A menudo predicen la muerte, pues se sabe que visitan la noche anterior a la persona que posteriormente va a fallecer. 

Estos animales están muy vinculados con sus dueños y se dice que están unidos por un hilo imaginario a ellos y que por mucho que se extienda, siempre vuelven a encontrarse. Pues, casi la totalidad de los que fueron abandonados, buscaron incansablemente hasta encontrar de nuevo, su antiguo hogar.

Aunque en las zonas en las que se mantuvo la caza de brujas, empezó a considerarse al gato negro portador de mala suerte, pues se pensaba que era el animal en el que se transformaban las brujas o sus familiares; lo cierto es que el gato negro fue visto generalmente como portador de buena suerte y poseedor de grandes poderes mágicos, y todas las gatas se consideran portadoras de buena suerte, especialmente las negras.

En civilizaciones como la del Antiguo Egipto a los gatos se los consideraba animales sagrados, ya que los trataban como manifestaciones de la Diosa Bastet, cuya forma icónica se representaba bajo la forma de un gato, o bien como una mujer con cabeza de gato, que siempre lleva un Ankh o en otros casos un sistro (instrumento musical) debido a que le agradaba especialmente que los humanos bailaran y tocaran música en su honor. 

La Diosa Bastet representa la protección, el amor y la armonía. Es la protectora de los hogares y templos.

Como presagio, si se ve a un gato correr impulsivamente sin parar es anuncio de viento y tempestades. Se dice que los gatos tienen siete vidas y si se mata a un gato negro es un aviso de muerte. Si se cruza un gato negro en el camino, es buena suerte si va de derecha a izquierda.

El gato negro está asociado también con la diosa griega Hécate y con la Diosa nórdica Freya, ambas relacionadas con la brujería.

El Gato de la Suerte

Maneki-Neko

El Maneki-Neko o gato de la suerte es una popular figura de gato japonés que, según se dice, trae buena suerte a su dueño. 

La escultura representa a un gato de raza Bobtail japonés, en una actitud de llamada, invitando a entrar.

Suele situarse en la entrada de los negocios y viviendas, para que llame a la buena suerte.

La Leyenda de Maneki-Neko

Existen distintas leyendas sobre este gato, una de ellas es la que sigue:

Una señora mayor que vivía en Imado (Tokio) se vio forzada a vender su gato debido a la extrema pobreza en la que se encontraba.

Al poco tiempo, el gato se le apareció en sueños, y le dijo que hiciera su imagen en arcilla.

La anciana se encargó de crear la estatua tal y como le dijo el gato, y no tardó en venderla pues había gustado mucho. Al comprobar lo rápido que la vendió, hizo más figuritas del gato y no paraba de venderlas ya que le gustaban a todo el mundo.

De esta manera, se hicieron muy populares tanto el gato como la anciana, por lo que pronto se hizo rica y gozó de prosperidad.

Si Maneki-Neko saluda con la pata derecha, se dice que trae prosperidad y dinero.

Si saluda con la pata izquierda, atrae visitas, y también se cree que, cuanto más alto levante la pata, los atrae desde mayores distancias.

Si saluda con ambas patas, protege al hogar o al establecimiento.

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