Limpieza y Cuidado de los Cristales

No todos los minerales tienen la misma vibración de onda, aunque todos liberan energía natural que podemos canalizar para nuestro beneficio personal.

Cuando los cristales se encuentran en su medio natural se purifican y equilibran por sí mismos, pero fuera de su hábitat debemos cuidar, recargar y mantener siempre limpios nuestros cristales pues poseen vibraciones y generan energía que interactúa con el entorno. 

Cuando tocamos o trabajamos con un cristal, absorbemos su energía positiva, y el cristal se impregna de nuestras energías tanto positivas como negativas.

Hay cristales como el Citrino, la Cianita y la Azeztulita que se autolimpian, en consecuencia no requieren apenas cuidados especiales.

La Cornalina tiene la capacidad de limpiar a otros cristales por lo que puede recurrirse a esta gema para limpiar aquellas que son más friables, frágiles o solubles en agua. Sería el caso de la Selenita, la Azurita, la Malaquita, la Cuprita, la Calcita o la Crisocola.

Los demás cristales pueden limpiarse siguiendo alguno de los métodos que siguen:

Ahumar los Cristales

Se pueden pasar por la luz de una vela blanca o por el humo de un incienso, preferiblemente de Copal. 

También se suelen ahumar con hierbas aromáticas.

Sumergir los Cristales en Agua

Desde tiempos lejanos los chamanes y sanadores vienen limpiando sus piedras en el agua de los ríos durante varios días, además de realizar ritos al Sol y a la Luna para recargarlos.

En nuestros días, si no es posible acudir a un arroyo, también podemos limpiar los cristales con agua consagrada, agua de lluvia, con el agua de la Luna llena o bajo el grifo del agua corriente. Se puede hacer un pequeño cuenco con las manos permitiendo que fluya el agua sobre ellos durante unos minutos.

Es importante lavarlos con frecuencia y visualizar mentalmente cómo las piedras se van limpiando y purificando.

También se puede utilizar una infusión de Artemisa con la que, antiguamente, tanto las brujas como los magos limpiaban sus bolas de Cristal. Este método es el más conveniente para lavar los Cuarzos Aura.

La dureza de los cristales se mide generalmente por la escala de Mohs y solo los minerales que superan la dureza 7 en esta escala semicuantitativa, son los que admiten sal, por lo que se pueden sumergir en agua de mar o en agua con una cucharada de sal marina. Sería el caso del Cuarzo, el Topacio, la Turmalina, el Zafiro, la Esmeralda o el Diamante, entre otros.

También se pueden enterrar los cristales en un pequeño cuenco con sal, sin utilizar agua, durante una o dos horas. Este método no es tan agresivo como el agua y la sal, por lo que suelen limpiarse así las elaboraciones del cristal como pulseras con elástico, dijes o joyería.

Poner los Cristales bajo Tierra

Después de limpiarlos con agua se entierran bajo una pequeña capa de tierra en el campo o en una maceta. Lo ideal es dejar así el cristal al menos una semana, pasado ese tiempo, volverá a estar en condiciones de ser usado. Esto es muy apropiado para los cristales que se utilizan para protegernos o absorber malas energías.

Una vez limpios y debido a la delicadeza de algunos cristales, es conveniente guardar cada uno envuelto en una tela suave y natural para evitar que se rompa o se roce con los demás, a excepción de los cantos rodados, que por su dureza pueden llevarse varios juntos dentro de una bolsita, como amuleto.

Recargar los Cristales

Se pueden recargar los cristales frágiles o las joyas situándose en el centro de una cruz que formen cuatro puntas de cuarzo natural cuyos vértices se dirijan al centro, donde permanecerá la piedra durante al menos cuatro horas.

También pueden recargarse en el interior de una geoda de cuarzo o amatista. Si la geoda tiene las dos partes y se puede cerrar con la piedra en el interior, en cuestión de minutos volverá a estar en condiciones de ser usada.

Existen pirámides huecas que están formadas solo por varillas que unen la estructura de sus vértices y que permiten situar en su interior uno o varios cristales, de tal manera que, el efecto potenciador de energía propio de la pirámide, incide directamente sobre los cristales fortaleciendo y renovando así su energía.

Algunos expertos también recomiendan para recargar los cuarzos, bañarlos en nieve hasta que ésta se derrita e incluso introducirlos durante un par de días en el congelador, dentro de recipientes herméticos de plástico.

Otra forma de recargar los cristales es con la luz del día y la luz de la Luna, especialmente el primer día de la Luna llena.

También pueden activarse los cristales mediante sonidos armónicos colocando los cristales al lado de cuencos de cuarzo o cuencos tibetanos. Al hacerlos sonar suavemente, se consigue bañar el cristal con vibraciones de sonido que refuerzan su campo energético.

Programar un Cristal

Cuando deseamos conseguir algo concreto con un cristal, resulta de suma importancia programarlo. 

Con el cristal en la mano, teniendo claro y definido el objetivo que queremos conseguir con él, haremos una breve meditación para transmitir nuestro pensamiento al cristal. 

La programación hará que interactuemos con el cristal y su energía se canalice de forma que nos ayude a lograr el fin específico.

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