Estar en sintonía con los cambios estacionales y observar los acontecimientos astronómicos, reviviendo las viejas tradiciones asociadas a ellos es, sin duda, una de las mejores formas de comprender y practicar la naturaleza de la magia, pues su origen está en el mundo que nos rodea.
Equinoccio de Otoño
En Otoño, podemos apreciar cómo la mayoría de los árboles ayudados por el viento, se despojan de sus hojas, presentándose absolutamente desnudos frente al frío invierno. No obstante, la naturaleza del árbol no se resiste a este hecho y se prepara para su reparador sueño invernal sabiendo que el abandono de sus hojas es necesario para dar paso, cuando las condiciones mejoren y sean más favorables, al próximo crecimiento y renovación que la rueda del tiempo traerá de nuevo.
Ritual de la Meditación del Arce
Una de las prácticas más importantes de la Magia Natural es la de lograr estar en perfecta conexión con la Naturaleza y los Elementos, y ser conscientes, en el momento presente, del entorno que nos rodea, de conectar con la energía interna de la tierra y seguir el propio ritmo que marca la naturaleza.
En esta época del año en la que las hojas de los árboles empiezan a caer, la naturaleza nos ofrece el escenario perfecto en el que poder disfrutar y percibir la energía de la tierra y de los árboles, para reflexionar y meditar sobre un cambio de conciencia.
Este momento en el que reflexionamos sobre el entorno para sentir su frecuencia vibratoria e integrarla, de igual manera, tanto en nuestra mente como en nuestras emociones, es el momento en el que comienza el Ritual de la Meditación del Arce.
Podemos tomar nota de todas estas reflexiones en el Libro de las Sombras o en algún otro cuaderno, para poder comprobar, más adelante, si hemos alcanzado nuestros objetivos.
Para ello debemos analizar la situación actual, aprender de las equivocaciones, hacer proyectos de futuro y planes de estudio o reflexionar sobre las decisiones a tomar en la vida.
Si el clima lo permite, sería de gran ayuda tomar contacto directo con la tierra, percibiendo su movimiento suave y lento, sintiendo la energía que fluye por las raíces de los árboles y las plantas, permitiendo que nos envuelva todo el tiempo que necesitemos, disfrutando de ese momento de sanación, quietud y serenidad que nos aporta.
Es la mejor temporada del año para trabajar la introspección y evitar el desgaste energético, intentando aligerar las cargas y las responsabilidades, para invertir al máximo nuestro potencial en una época venidera más propicia.
Ritual del Desapego
El Otoño es tiempo de soltar, abandonar y desprenderse del ego, de aquello que causa dolor o de viejas ideas que puedan bloquear el crecimiento interior, la innovación o el progreso en nuestras vidas.
Es el momento de pasar por el proceso del desapego, del olvido, de abandonar aquello que ya no nos proporcione felicidad, resulte útil o quizá, ya no aporte nada a nuestra vida actual.
Al igual que en esta estación el viento ayuda a los árboles a desprenderse de sus hojas, el siguiente y sencillo ritual puede ayudarnos a que este trabajo interior resulte más fácil y llevadero.
Para ello será necesario elegir algunos objetos que representen esas circunstancias a dejar atrás, como podrían ser una fotografía, un recuerdo o quizá un escrito.
Después daremos un paseo por el bosque recogiendo hojas de color rojo, amarillo y marrón, al tiempo que buscaremos un árbol que nos atraiga.
Una vez elegido el árbol intentaremos, en un breve instante de meditación, conectar con su espíritu. Para ello podemos abrazarlo o tocarlo pidiéndole que nos transmita la voluntad y la fuerza, con las hojas rojas; el valor de la renuncia, con las naranjas y con las amarillas, la inteligencia para saber llevar a cabo el abandono o desprendimiento de lo que ya no necesitamos en esta nueva etapa. Seguidamente, a los pies del árbol habrá que cavar, suavemente con las manos, un pequeño hoyo donde colocar los objetos que elegimos.
Los cubriremos con algunas de las hojas de colores y finalmente volveremos a tapar con tierra, dándole las gracias al árbol por acoger nuestro deseo.
Es importante durante el transcurso del ritual, sentir cómo abandonamos y nos desprendemos de todo aquello que ya no necesitamos, como si fueran hojas que ya no nos pertenecen y han caído de las ramas de nuestra mente, para reposar, ya inertes en el suelo.
Al regresar a casa, encenderemos una vela roja, una naranja y una amarilla, manifestando y visualizando de nuevo el deseo a cumplir.
Se pueden colocar, alrededor de la vela, hojas del bosque que hayamos traído, bayas silvestres o frutos secos, teniendo la precaución de acomodarlo todo de manera que no cause peligro.
Mientras dura el ritual, es conveniente quemar un incienso otoñal como el de Frutos del bosque o Arándanos.